A estas alturas y se nos había pasado un fragmento fundamental en LOS HIJOS DE LA TIERRA®: cuando, en Los refugios de piedra, Ayla es llamada a ser Zelandoni. Pese a sus reticencias iniciales, ya sabéis que iniciará su adiestramiento en el último volumen de la serie y acabará convirtiéndose en esta figura tan importante para la Caverna.
"–Tu lugar está en la zelandonia, Ayla. Expones tus razonamientos tan bien como cualquier Zelandoni.
Ayla se echó atrás.
–No quiero ser una Zelandoni –declaró.
La corpulenta mujer la observó con expresión interrogativa.
–¿Por qué no?
–Sólo quiero ser madre, y la compañera de Jondalar.
–¿Ya no quieres ser curandera? Tienes muchas aptitudes para ello; tantas como yo
misma –afirmó la donier.
Ayla frunció el entrecejo;
–Bueno, sí quiero seguir siendo curandera.
(...)
–Sabes bien que hay en ti algo distinto, algo que poca gente tiene, ¿verdad? – continuó Zelandoni–. Intentas olvidarlo, apartarlo de tu mente, pero a veces resulta difícil, ¿no?
Ayla alzó la vista. Zelandoni la miraba fijamente, obligándola a sostener su mirada del mismo modo que había hecho cuando se vieron por primera vez. La joven intentó por todos los medios eludirla, pero no 1o consiguió.
–Sí –susurró–. A veces resulta difícil.
Zelandoni se relajó, y Ayla volvió a bajar la vista.
–Nadie se convierte en Zelandoni a menos que sienta la llamada –dijo la mujer con delicadeza–. Pero ¿y si sintieras la llamada y no estuvieras preparada? ¿No crees que sería mejor recibir cierto adiestramiento por si acaso? La posibilidad está ahí, por más que trates de negarla.
–Pero ¿no lo haría aún más probable la propia preparación? –inquirió Ayla.
–Sí. Así es. Pero puede ser interesante. Te seré franca. Quiero un acólito. No me quedan muchos años. Quiero adiestrar yo misma a mi sucesor o sucesora. Ésta es mi Caverna. Quiero lo mejor para todos los que viven aquí. Soy la Primera Entre Quienes Sirven a la Gran Madre Tierra. No lo digo a menudo, pero no soy la Primera por casua lidad. Si una persona tiene las dotes necesarias, nadie mejor que yo para adiestrarla. Y tú tienes esas dotes, y quizá son superiores a las mías. Podrías ser la Primera".
"–Tu lugar está en la zelandonia, Ayla. Expones tus razonamientos tan bien como cualquier Zelandoni.
Ayla se echó atrás.
–No quiero ser una Zelandoni –declaró.
La corpulenta mujer la observó con expresión interrogativa.
–¿Por qué no?
–Sólo quiero ser madre, y la compañera de Jondalar.
–¿Ya no quieres ser curandera? Tienes muchas aptitudes para ello; tantas como yo
misma –afirmó la donier.
Ayla frunció el entrecejo;
–Bueno, sí quiero seguir siendo curandera.
(...)
–Sabes bien que hay en ti algo distinto, algo que poca gente tiene, ¿verdad? – continuó Zelandoni–. Intentas olvidarlo, apartarlo de tu mente, pero a veces resulta difícil, ¿no?
Ayla alzó la vista. Zelandoni la miraba fijamente, obligándola a sostener su mirada del mismo modo que había hecho cuando se vieron por primera vez. La joven intentó por todos los medios eludirla, pero no 1o consiguió.
–Sí –susurró–. A veces resulta difícil.
Zelandoni se relajó, y Ayla volvió a bajar la vista.
–Nadie se convierte en Zelandoni a menos que sienta la llamada –dijo la mujer con delicadeza–. Pero ¿y si sintieras la llamada y no estuvieras preparada? ¿No crees que sería mejor recibir cierto adiestramiento por si acaso? La posibilidad está ahí, por más que trates de negarla.
–Pero ¿no lo haría aún más probable la propia preparación? –inquirió Ayla.
–Sí. Así es. Pero puede ser interesante. Te seré franca. Quiero un acólito. No me quedan muchos años. Quiero adiestrar yo misma a mi sucesor o sucesora. Ésta es mi Caverna. Quiero lo mejor para todos los que viven aquí. Soy la Primera Entre Quienes Sirven a la Gran Madre Tierra. No lo digo a menudo, pero no soy la Primera por casua lidad. Si una persona tiene las dotes necesarias, nadie mejor que yo para adiestrarla. Y tú tienes esas dotes, y quizá son superiores a las mías. Podrías ser la Primera".